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Contra viento y marea I Contra el cambio climático- publicado en la Voz de Galicia 8.5.23 - Carla Elías

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Al timón estuvieron Nikki y Riley tres mil quinientas millas. Así es la navegación a vela: tres mil quinientos micro retos de un kilometro ocho cientos cincuenta y dos metros, con vientos de cuarenta nudos, olas en muchas ocasiones de más de cinco metros.

Esos vientos de entre setenta y ochenta kilómetros por hora en muchos momentos. Muchos días. En un catamarán de casi veinte metros de eslora. Un buen barco. Aunque no deja de ser veinte metros.

En un catamarán similar estuvimos aguardando, con esos vientos de más de setenta kilómetros por hora, la posible llegada de La Vagabonde en la Costa da Morte por si los vientos rolaban llevando la embarcación más al norte.

Por suerte, entre comillas, pasado Las Açores, una depresión más llevó la Vagabonde con vientos portantes, aunque violentos, hacia Lisboa. Nosotros también nos mareamos. Poco se puede hacer. Capear.

En esas tres mil quinientas millas, milla tras milla, hora tras hora, unas quinientas horas, al timón Nikki y Riley, con relevos cada 3 horas, aunque en muchos momentos, tenían que estar los dos fuera.

De la Costa Este de América, rumbo a Las Bermudas, el tramo más difícil. Desde aquí, dudábamos que lo lograrán y tuvieran que desviarse, de nuevo hacia Las Bahamas, y no pudiesen llegar a tiempo para la Cumbre.

El segundo tramo de Las bermudas a Las Açores. Difícil. Más, menos, también.

El tercer tramo, de Las Açores a Lisboa, difícil. Duro. Cansados. Peor, puede ser. Niki y Riley sin quitar ojo a la posición de las velas. Durmiendo a turnos, entre tormenta y tormenta.

ruta açores a peninsula

No es casualidad, las dificultades encontradas durante esos veintiún días están íntimamente relacionadas con el cambio climático. No es normal que tormentas tropicales nos azoten aquí en pleno mes de noviembre. Día sí, el otro también.

«El mar tiene la magia de formar lazos profundos entre las personas. Se ve lo mejor y lo peor de unos y otros. Pasa por la comprensión y el respeto. Se trataba de lograr algo tan grande y tan difícil, creando un terreno común compartido, viviendo experiencias que te une al otro. Fuimos una familia durante veintiún días, ahora somos amigos. Para siempre,» dice Nikki en su blog.

Esa familia era formada por Nikki, Riley, Elayna, Lenny, Svante y Greta.

Amigos lo somos todos los que entendemos lo que significa navegar en esas condiciones. Nos cuesta más entender lo que pasó cuando atracaron en Lisboa. Riley habla de locura. Nikki habla de shock.

Greta llegó a tiempo. Volverá a casa pronto. Seguiremos como ella luchando para que las personas en el poder escuchen a los científicos. Ellos saben. Nosotros también. Los científicos más, disponen de datos y pruebas. Innegable.

Boris Vian decía: » El día en que la gente podrá, por su cultura y conocimiento, elegir por sí mismo su verdad, será poco probable que se equivoque.»

Dos días después de atracar La Vagabonde, diecisiete paradas de tren, Chamartín, la Castellana, la Cop, muchos han olvidado lo que supuso cruzar el Atlántico en esta época del año. El mareo de pisar tierra firme no se quita. Se necesitan días. Riley, Elayna y Lenny con rumbo a Lagos, para descansar. Nosotros no lo olvidamos. Hoy salimos de nuevo a navegar, divisando el horizonte de un mundo mejor. El mar no tiene límites, sí un horizonte.

Gracias Greta. Como bien dices, a día de hoy es imposible vivir de forma totalmente sostenible. No por ello, no se debe intentar. Pero hay principios que son irrenunciables. Sabías a lo que te enfrentabas antes de salir al mar. Pertenecen a esos retos que si renunciamos no somos los mismos. Riley dice que alguien que haya podido ser manipulado no habría aguantado ni una semana. Lo sabemos. Solo algún idiota, y con maldad, podría pensarlo.

Respeto a las PAS. Con mucho respeto. El mar no perdona.

Nos vemos en alguna cresta. La tripulación de A-02velas.

 

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